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La manosfera y la masculinización de los espacios digitales

Independientemente de si saben lo que es la manosfera o no, seguramente habrán interactuado con ella o la habrán visto en las redes sociales. Les recomiendo no interactuar con ella, es perjudicial en todos los sentidos posibles.


La manosfera o machoesfera es un concepto que trata de agrupar la creciente masculinización de los espacios digitales que viene produciéndose desde 2009. Con el auge del feminismo parece ser que muchos hombres han empezado a considerar que es demasiado y que las mujeres se están pasando.


Es común encontrarse hoy con influencers que abogan por el retorno del hombre fuerte, del macho alfa dominante que nunca muestra debilidad. Los hombres ni lloran ni sufren, los hombres aguantan estoicamente. La manosfera trata de arrebatarnos a los hombres la capacidad y la posibilidad de sentir, de sentir amor, pena, tristeza o felicidad más allá de la que pueda uno tener tras un gran logro profesional.

Deberíamos ser los hombres los primeros en negarnos a tal estupidez.












Las redes permiten a la manosfera la masculinización de los espacios digitales y la difusión de estos discursos creando un ecosistema propio prácticamente sectario. Para los usuarios, consumir esta clase de contenido supone formar parte de la resistencia a lo woke y a la dictadura progre. Son prácticamente héroes que salen de la Matrix y tratan de salvarnos al resto.


Al igual que sucede con los movimientos de extrema derecha, hay conexiones entre la manosfera de los distintos países o culturas, pero no son exactamente iguales. La construcción de estas posturas antifeministas y del ecosistema de la manosfera en la comunidad hispanohablante aún se está construyendo. De forma rápida y constante pero sigue sin estar a la altura de la comunidad angloparlante.


Es precisamente la manosfera de habla inglesa la que nos permite apreciar las cuatro distintas corrientes existentes. Estas familias antifeministas pueden parecer aisladas en un momento pero es precisamente su odio a las mujeres lo que las une, por mucho que quieran o no maquillar dicho odio.


En primer lugar se encuentran los gurús de la seducción también conocidos como los Pick Up Artists o PUA. Este grupo se caracteriza por una marcada influencia neoliberal que promueve la hipergamia femenina y la seducción como un juego en el que gana aquel que mantenga relaciones con el mayor número de mujeres. Los gurús de la seducción ven en la mujer un objeto del que presumir, instrumentalizándola y considerándola como un medio para alcanzar la victoria masculina.

Sin embargo, la motivación real de este grupo no es la de seducir mujeres, sino la de encontrar la validación masculina de sus compañeros a través de la seducción de las mujeres. No vale con enamorarse, debe ser una conquista constante.


En segundo lugar tenemos a los activistas de los Derechos de los Hombres. Con el auge del movimiento feminista muchos hombres parecen creer que existe una conspiración feminista que busca la subyugación de los hombres. Parte de los miembros de esta comunidad han experimentado lo que para ellos es un abuso de poder por parte de las mujeres, como la pérdida de la custodia de los hijos (cabría preguntarse por qué). Estas vivencias les conducen a minimizar la violencia contra las mujeres, llegando incluso a cuestionar su existencia. Un caso famoso es el del diputado de Vox, Carlos Flores, acusado de maltrato a su mujer, hechos que el líder popular calificó como “divorcio duro”.


En cuanto a los hombres que siguen su propio camino, estos consideran que el feminismo conducirá al colapso de la sociedad por lo que ellos responden separándose de la misma. Esta subcultura se basa en el estoicismo y el desprecio al feminismo, considerándolo como algo superficial.


Y finalmente, los célibes involuntarios o incles son aquellos que consideran que los hombres merecen sexo y las mujeres son el obstáculo que lo impide. Esto supone que la violencia llegue a considerarse como una herramienta legítima para lograr su fin.


A estos cuatro podrían añadirse los youtubers antifeministas y las mujeres antifeministas.

En la construcción de la manosfera es vital la memetización de la violencia contra la mujer. La banalización de los discursos de odio maquillándose como humor o memes permite la difusión de los mismos de forma rápida y eficaz.


A su vez, los memes suponen una gran estrategia de defensa para la manosfera ya que al tratarse de “humo” en caso de recibir ataques refuerza su discurso contra la dictadura progre y la histeria de la izquierda y de las mujeres.

Os dejamos unos ejemplos de estos memes y su gran sentido del humor para que juzguéis vosotros mismos:

Meme ofensivo:

Meme victimista:

Meme banalizador:

Como pueden apreciar, por mucho que se usen las típicas plantillas para hacer memes, de humor hay más bien poco.


Con el primero se trata de posicionar el feminismo contra la racionalidad, la lógica y la ciencia. Aspectos que son clave en la construcción discursiva de la izquierda (comúnmente más afín al feminismo). El segundo meme busca reforzar este estoicismo que deben sentir los hombres, aún en soledad el hombre debe estar calmado, no debe llorar ni expresarse porque para eso es un hombre, para aguantar. Y el peor de todos, el tercer “meme” banaliza la violación al extremo.


Todo esto no es humo, es violencia. Y no, no se trata de histeria woke ni paranoia izquierdista, se trata de comprender que por muchas plantillas de meme que se utilicen si el mensaje llama a la violencia, entonces es un mensaje violento.


Twitter o X como ustedes prefieran se ha convertido en el gran punto de encuentro de todas estas culturas y una de las principales plataformas en las que compartir esta publicidad maquillada de humor.

Solo un hombre débil se sentiría amenazado por una mujer fuerte. Solo un “macho beta” vería en el triunfo de una mujer una amenaza para su propio progreso profesional. Estas corrientes machistas y antifeministas son, cuanto menos, contradictorias. ¿Si tan superior es el hombre, si tan capaz y empoderado es, por qué temer la participación de las mujeres? Y no, ni las leyes ni la sociedad ataca a los hombres. No es necesario un día del hombre porque todos los días, por desgracia, son el día del hombre.


Y si, somos los hombres los que violamos pero no todos los hombres son violadores. Como se dijo en un capítulo de Big Bang Theory, “Todos los pulgares son dedos, pero no todos los dedos son pulgares”. Pues aquí, lo mismo.


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