El Orden del Nuevo Congreso de Viena
- Pablo Díaz Gayoso
- 15 may
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 3 jun
Retrocedamos en el tiempo unas cuantas décadas y situémonos en la Europa de 1814-1815. En aquel entonces, el Viejo Continente atravesaba un momento crucial. La Revolución Francesa, que había estallado 25 años antes, no solo transformó profundamente la estructura política y social de Francia, sino que también desencadenó la expansión del Imperio napoleónico, cuyas huellas podían encontrarse en prácticamente todos los rincones de Europa. Desde las puertas de Cádiz hasta la ciudad de Moscú, pasando por la isla de Sicilia, Napoleón sometió, de una forma u otra, a casi todo el continente en tan solo una década. Sin embargo, sus primeras derrotas en España, junto con las sucesivas pérdidas en el frente ruso, precipitaron el colapso de su dominio.
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