Cuando el hermano de Cristo quiso acabar con el emperador de China
- Pablo Díaz Gayoso
- 3 mar
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 5 mar
Si bien el título parece la trama de una mala película de acción de los años 80, lo cierto es que el tema que desarrolla este artículo dista mucho del entretenimiento. Si realizamos una clasificación de los grandes conflictos armados según su grado de desconocimiento en Occidente, la rebelión de los Taiping se llevaría el oro, la plata y el bronce. Ya sea porque se produjo en China, lejano y desconocido gigante, o porque fue un enfrentamiento civil y no entre estados, lo cierto es que, casi 200 años más tarde, casi nadie recuerda una de las guerras civiles más sangrientas de la historia universal. Este conflicto estalló en China en 1850, al tiempo que el imperialismo europeo, empujado por las revoluciones industriales y el ansia de dominar cada centímetro de tierra en el planeta, se lanzó a la conquista colonial.
De opositor a hermano de Cristo
Los eventos comienzan cuando Hong Xiuquan, un granjero humilde perteneciente a la etnia Hakka (Han), quiso ascender en la escala social y decidió opositar. Las oposiciones en la China imperial eran el sistema de selección de funcionarios más antiguo del mundo. Este sistema, basado en la meritocracia, influenció al resto del mundo para adaptar a sus propias realidades las formas de acceso a la función pública. Como muchas personas que opositan saben, las pruebas de acceso son bastante complejas y requieren un amplio estudio del temario, y en China no era distinto. Se requería la capacidad de reproducir los textos originales de memoria, una capacidad que Hong Xiuquan nunca pudo adquirir. Durante su periodo de estudios, tuvo contacto con misioneros cristianos y conoció la religión. En 1837, tras varios intentos fallidos de sacar las oposiciones, Hong Xiuquan sufrió una crisis nerviosa que desembocó en varias alucinaciones. Él describió más tarde que en esas alucinaciones fue al Cielo y allí se encontró con Dios y Jesucristo, de los cuales era hijo y hermano respectivamente. Estos le encomendaron volver a la Tierra con la misión divina de purgar toda China de la influencia Manchú, etnia de la dinastía Qing reinante, e instaurar un Reino Celestial bajo el reinado de los Han.
Tras una década de predicación, a la par de una serie de humillaciones militares frente a las potencias europeas, Hong Xiuquan consiguió liderar en 1850 una rebelión sectaria contra el emperador. Este levantamiento se produjo en la región de Guangxi, colindante a Hong Kong, Macao y fronteriza con Vietnam. Lo que empezó como una rebelión focalizada, con unos 10.000 combatientes, que no despertaba especial interés de Pekín, rápidamente llegó a controlar gran parte el sur de China.

El Reino no tan Pacífico del Cielo
Hong estableció una monarquía absoluta de corte teocrático, donde la religión oficial era un sincretismo poco ortodoxo del cristianismo protestante con las ideas del propio Hong. Este nuevo "estado", que careció de reconocimiento internacional, duró de 1851 a 1864. Bajo la autoridad de Hong, se implementó un verdadero reino del terror, donde se masacraba a las personas pertenecientes a la etnia Manchú y se destruían los sitios de otras religiones como la budista.
El sistema político se componía de lo que podemos considerar una jefatura de estado, el Rey del Cielo, que ostentó Hong hasta su muerte, y unos gobernantes llamados reyes y príncipes, según su rango. Los gobernantes principales fueron los Reyes de las Cuatro Direcciones Cardinales: Norte, Sur, Este y Oeste, el Rey del Flanco y el Rey Escudo. El siguiente nivel de importancia en su peculiar burocracia eran los Príncipes, que eran comandantes militares.

En materia de políticas públicas, se introdujeron varias reformas que marcaban profundas diferencias con el sistema de la dinastía Qing. Respecto al acceso a la función pública, se sustituyó el estudio de los textos confucianos por el estudio de la Biblia. Se abolió la propiedad privada y todas las tierras pasaron a ser de dominio del Reino. Cambiaron el calendario solar por el tradicional lunar. Se hicieron varios "avances" en materia de igualdad de género, como la participación de la mujer en el ejército o en el servicio público como funcionarias; sin embargo, estaban estrictamente separadas de los hombres, incluida la convivencia el matrimonio (hasta 1855). Así mismo se prohibieron bajo pena de muerte todas las actividades relacionadas con el opio, las apuestas, el tabaco, el alcohol, la poligamia, la esclavitud o la prostitución.
Mientras dure la guerra...
El fin del Reino del Cielo de Hong estuvo marcado por un error estratégico de consecuencias catastróficas. La existencia del Reino era, digamos, conveniente para las potencias occidentales. La inestabilidad prolongada en China debilitaba la autoridad de Pekín y eso facilitaba las cosas a la hora de dominar a la hoy superpotencia global. Por esa razón durante todo el conflicto las potencias europeas se mantuvieron cercanas a la neutralidad y dejaron que el conflicto evolucionase a voluntad de los actores chinos implicados.
Todo eso cambió con el cambio de década. En 1861 cuando un confiado Hong decidió lanzar un ataque contra Shanghai, puerto clave para los intereses occidentales (Francia, Imperio Británico y Estados Unidos). Pese a una inicial victoria rebelde, el resto de fuerzas no tardaron en coaligarse para acabar con el Reino del Cielo.

El desenlace de Hong fue la muerte por el consumo de plantas venenosas, a lo que se le achaca el suicidio cuando la capital del Reino se encontraba cercada y la derrota militar era inminente. La guerra continuó brevemente a manos de facciones radicales fanatizadas. No obstante, la postguerra fue incluso peor que la guerra ya que las fuerzas del emperador lanzaron campañas que consintieron en la masacre sistemática de la etnia Hakka, similares a las que Hong hizo contra los Manchús.
El saldo de muertes de la guerra y la postguerra que en total duró más de 14 años son de difícil estimación pero las cifras oscilan entre 20 y 30 millones de víctimas relacionadas con el conflicto. En consecuencia la rebelión Taiping que pretendía crear el Cielo en la Tierra desembocó en la guerra civil más cruenta de la historia de la humanidad; y compite con las guerras mundiales si tomamos las estimaciones más altas de bajas.
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