¿El Papa progresista?
- fjlrivillas
- 21 abr
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Actualizado: 22 abr
“Francisco ha vuelto a la casa del Padre”, ha sido una de las frases más memorables con la que se ha anunciado la muerte del Papa Francisco por parte de las autoridades del Vaticano. La noticia no ha dejado indiferente a nadie, puesto que su figura ha significado un cambio en el rumbo de la religión cristiana que veremos si continúa por ese camino o si, por el contrario, vuelve a una senda más tradicional y conservadora. Tras su elección como sumo pontífice en 2013, la Iglesia Católica se sumió en una serie de cambios trascendentales que han supuesto un movimiento de placas tectónicas no solo ideológicas, sino que también ha tenido un impacto en la geopolítica mundial. En los 12 años que ha ocupado el cargo, ha habido algunos hitos remarcables que se analizarán a continuación.
En los medios de comunicación se le ha acusado continuamente como uno de los papas más progresistas de la historia, ¿es esto cierto? La respuesta corta es sí y no. Por un lado, ha sido una persona que ha acercado a las personas LGTBIQ+, diciendo que “quién soy yo para juzgar a una persona del colectivo si acepta al Señor y tiene voluntad” o recibiendo a cristianos transexuales, a quienes deseó esperanza. Sin embargo, también ha tenido conductas más conservadoras y machistas, como “ya hay demasiado mariconeo en los seminarios” o “es feo cuando la mujer quiere hacer de hombre”. Dependiendo del día, parecía una persona integradora en una Iglesia en la que cabe todo el mundo sin importar los sentimientos personales, las preferencias sexuales o las ideologías, a la vez que otros días parecía un Papa conservador más con ideas completamente alejadas de la realidad que nos rodea.

El abuso sexual ha sido siempre uno de los problemas más espinosos a los que se ha tenido que enfrentar la Iglesia. Pese a que Francisco expresó querer hacer avances castigando a quienes cometiesen esas barbaridades llegando a admitir “graves errores”, lo cierto es que la hemeroteca no lo deja en buen lugar debido a algunos casos muy mediáticos como el de un obispo chileno el cual el Papa llegó a defender hasta que las evidencias eran demasiado claras y tuvo que pedir perdón. Otro caso muy polémico fue el del ex cardenal McCarrick, quien fue apartado en 2019 de su cargo tras ser declarado culpable pese a que los hechos se produjeron en 1970. Francisco fue acusado de ignorar las denuncias en contra del cardenal. Pese a haber muchos más casos de esta índole, la tónica general de las críticas parece ser de cierta pasividad o lentitud para tomar acciones.
La apertura de miras a nivel geopolítico ha producido que Francisco se aproximase a los cristianos chinos en una búsqueda de acomodarlos a la fe católica con el beneplácito del gobierno central. El principal acercamiento para ello fue el Acuerdo Provisional Vaticano-China en 2018 donde uno de los principales compromisos era que los obispos chinos fuesen escogidos entre ambos para oficializar el cristianismo. De esta manera, el Vaticano podía expandirse en el país libremente y el gobierno chino podría controlar el avance ideológico, acomodándolo de esta manera a las necesidades del país.
Uno de los hitos por los que más se le recordará a Bergoglio será su fuerte oposición a la guerra en todo el mundo. Tras la invasión de Rusia sobre Ucrania, propuso reunirse con Putin y con Zelensky para buscar una paz dialogada, aunque con poco éxito; la última vez que el Papa se reunió en persona con el mandatario ruso fue en 2019, tres años antes de la invasión, aunque sí lo ha hecho con su homólogo ucraniano. Este conflicto también ha enfriado la relación entre la Iglesia Católica y la Ortodoxa. Tras un encuentro entre Francisco y Kirill en 2016, donde parecía que habría cierto acercamiento, el ruso otorgó su bendición a la guerra, lo que se traduce en una justificación religiosa al conflicto armado. Francisco, firme en su decisión por la paz, le dijo que “no se convierta en el monaguillo de Putin”.
Sin embargo, el genocidio que Israel está realizando en la Franja de Gaza ha sido una de sus obsesiones hasta el último de sus días. Su preocupación ha llegado incluso a tal punto que este año llegó a decir: “Según algunos expertos, lo que está sucediendo en Gaza tiene las características de un genocidio. Debe ser investigado con atención para determinar si encaja en la definición técnica formulada por juristas y organismos internacionales”. Si bien estas palabras rozan la línea entre afirmarlo concretamente o no para evitar problemas mayores de rotura de las conexiones religiosas y diplomáticas entre Israel y el Vaticano, con todo lo que esto significa, ha demostrado firmeza en la defensa de quienes no pueden defenderse, especialmente los niños. El Vaticano ha hecho públicas muchas imágenes hasta sus últimos días de vida haciendo videollamadas diariamente preocupándose por la situación a la Iglesia de la Sagrada Familia en Gaza.

En su última aparición pública el 20 de abril de 2025, con la voz muy débil después de los episodios clínicos de neumonía que sufrió unas semanas antes, dijo “queridos hermanos y hermanas, feliz Pascua”, tras esto, anunció que el maestro de ceremonias leería un mensaje escrito por él mismo donde expresaba su sufrimiento, inquietud por el creciente antisemitismo y su preocupación por la comunidad (en particular la cristiana) de Gaza, donde “el terrible conflicto continúa generando muerte y destrucción, y provocando una situación humanitaria dramática e indigna”. También tuvo unas palabras por los pueblos africanos y Ucrania, víctimas de la violencia.
Siendo estas su últimas palabras públicas, nos ha dejado un papa que, dentro de sus controversias e idas y venidas ideológicas personales, ha marcado un camino de apertura en la Iglesia Cristiana que aún le queda mucho por recorrer y pedir perdón. Quienes parecen tener una mejor postura para ser el próximo Papa son perfiles muy distintos, predominantemente conservadores, lo que puede acabar produciendo una marcha atrás. Quizá el conservadurismo sea la línea fácil en el Vaticano, pues me gusta la metáfora de que es un coche que gira muy bien a la derecha pero le cuesta girar a la izquierda. Como todo, los escritos están abiertos a interpretaciones y la Biblia no está exenta de ello; hay quienes leen solo el Viejo Testamento y eligen lo fácil y quienes leen el Nuevo Testamento y eligen lo correcto.
Interesante y fundado 😀
Gracias!