Zeitenwende, ¿tiene futuro la Unión Europea?
- Pablo Díaz Gayoso

- 1 mar
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 3 mar
El 27 de febrero de 2022 el canciller alemán Olaf Scholz tomó el estrado del Bundestag y pronunció el que hasta la fecha es su discurso político con mayor repercusión internacional. Zeitenwende, "cambio de tiempos" en español. Este cambio de tiempos hace referencia al momento político que se inició tras la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero de 2022 pero como veremos en el siguiente artículo es algo mucho más amplio.
La caída del Muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética marcó el fin de otra Era, la de la competencia entre dos superpotencias con capacidad de la aniquilación mutua asegurada. La Era que la sucedió estuvo marcada por la hegemonía mundial estadounidense y el desarrollo de proyectos políticos sin precedentes como es la Unión Europea. La UE no solo se expandió (horizontal) en número de estados miembro si no que inició un proceso de integración política (vertical) que ha dado a la organización capacidad de actuar de forma autónoma con competencias exclusivas. Para que esto haya sido posible ha sido necesario el descenso de la maquinaria de defensa que estuvo activa durante toda la Guerra Fría en Europa y la reinversión en otros sectores más relacionados con la mejora del desarrollo humano.

En la actualidad nos encontramos con una amenaza de guerra convencional a las puertas de Europa, amenaza que hace muchas décadas que se daba por erradicada (y en la mente de muchos, para siempre). Ahora toda Europa y el mundo se están rearmando a unas velocidades verdaderamente alarmantes. El caso alemán ha sido especialmente significativo por su pasado histórico ya que ha subido a más del 2% del PIB a defensa y ha creado un fondo especial de 100 mil millones de USD para rearmar su ejército (Bundeswehr). Sin embargo el abandono del pacifismo histórico alemán no se ha limitado a dentro de sus fronteras sino que también ha cambiado su política de envío de armas a países en conflicto. Esta ha sido una medida que ha permitido a Ucrania resistir más de dos años el avance ruso pero al mismo tiempo está haciéndola partícipe de forma activa de la masacre en Gaza.
El revivir geopolítico de Alemania como potencia influye de forma directa en la dirección que está tomando la Unión Europea. El retorno al imperialismo expansionista al continente europeo choca frontalmente con el espíritu fundador de la UE. La caja de Pandora fue abierta y el peligroso camino de apostar la seguridad al gasto militar nos lleva irremediablemente a un mundo más inseguro. Vincular la sensación de seguridad al aumento del gasto militar genera en los demás actores una legítima preocupación por su propia seguridad que solo pueden solventar siguiendo el mismo camino de rearme.
La década histórica que comenzó en 2022 presenta muchos elementos como para considerarla ya la más peligrosa desde la Guerra Fría. Para que la Unión Europea pueda sobrevivir a los nuevos retos debe de convertirse en un actor geopolítico y soberano. Para ello es vital que agilice la toma de decisiones y tenga las manos libres para actuar cuando sea necesario. "La UE es un gigante económico, un enano político y un gusano militar" esta frase representa bastante bien la situación. Políticamente sigue siendo una organización que coordina a 27 estados miembros con sus propias necesidades e intereses, que son defendidas en los órganos de decisión europeas, incluso con el poder de veto. Las limitaciones que crea el requisito de la unanimidad hace que la capacidad de maniobra no se corresponda con el poder real. Para que la UE sea un actor político de la altura de su poder económico debe de avanzar hacia la integración política y militar. Los decisores políticos europeos deben de encontrar la fórmula de vertebrar una política exterior coherente que nos coloque en una situación de actor político serio y unido, principalmente para tratar con Rusia, China y Estados Unidos. Lo mismo se puede decir en el apartado militar. Si sumamos el gasto militar de todos los países de la UE nos encontraríamos con una verdadera superpotencia que rivalizaría con China por el segundo puesto mundial, adelantando a Rusia con distancia. Sin embargo, la configuración de los ejércitos europeos carece de una coordinación similar al resto de potencias lo que provoca que ese gasto sea mayoritariamente ineficaz.

El shock provocado por la guerra en Ucrania y por la crisis del COVID_19 son dos de las crisis más graves de las últimas décadas pero a su vez es una oportunidad única para revitalizar el proyecto europeo. Como decía Scholz estamos ante un Zeitenwende, en un punto de inflexión histórico donde se están moviendo las placas tectónicas que configuraron arquitectura internacional post-Guerra Fría. Ante estos cambios de gran calado, la UE debe de poder actuar con mayor rapidez, eficacia y autonomía. En el cajón está el proyecto del ejercito europeo, la autonomía estratégica y la integración de los Balcanes en la familia europea. Este 9 de junio no es atrevido afirmar que nos jugamos el futuro de Europa y de su capacidad de sobrevivir al Zeitenwende.










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